Shane Sugar Mosley, fiel a su fama de noqueador (39 KO's en sus 46 victorias) hizo hincar la rodilla a Floyd Mayweather en el MGM de Las Vegas en el segundo asalto. Quince mil personas iban a asistir al fin de Money, que no había perdido nunca en sus 40 combates anteriores. Pero no. Lo que hizo fue desatar a la bestia. Desde ahí hasta que sonó la campana en el 12º asalto, el púgil defensivo se convirtió en una máquina de percutir. De 447 golpes, conectó 208 (44%).

El azúcar de Mosley, de 38 años, se fue deshaciendo entre los puños del deslenguado boxeador de Michigan, de 33, que volvió a hacer caja (22,5 millones de dólares que casi podría doblar con el PPV). Los jueces fueron unánimes: dos 119-109 y uno 118-110. "Los fans tuvieron lo que vinieron a ver: una batalla mano a mano", sintetizó.

¿Y qué le queda a Floyd? Discutir el título honorífico de mejor boxeador libra por libra del momento con Manny Pacquiao, ahora de campaña política en Filipinas. "Si quiere pelear, no es difícil encontrarme", advirtió Mayweather

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